ONU Mujeres alertó que menos del 40% de los países del mundo cuenta con marcos normativos específicos para atender el acoso cibernético, lo que deja a más de 1,800 millones de mujeres y niñas expuestas a riesgos en entornos digitales. Esta falta de regulación ha permitido que internet se convierta en un espacio inseguro, especialmente para quienes tienen liderazgo público, activismo o una presencia activa en redes sociales. Las agresiones abarcan desde campañas de odio hasta la difusión de imágenes íntimas manipuladas con inteligencia artificial. El fenómeno de los deepfakes resulta especialmente alarmante: 95% del contenido generado con esta tecnología tiene fines pornográficos no consentidos y el 99% de las víctimas son mujeres. Estas cifras evidencian un patrón que exige revisar los sesgos de género presentes en el desarrollo tecnológico. ONU Mujeres advierte que las consecuencias de esta violencia no se limitan al ámbito virtual. Las víctimas enfrentan pérdida de empleo, deserción escolar, afectaciones emocionales y sociales, así como un aumento en su vulnerabilidad ante otros tipos de agresiones. Esto confirma que lo que ocurre en internet tiene impactos directos en la vida cotidiana. Algunos países han comenzado a responder con nuevas regulaciones. El Reino Unido aprobó su Ley de Seguridad en Línea y México ha avanzado con la Ley Olimpia. Para 2025, 117 naciones reportan acciones en la materia, aunque con avances desiguales. A ello se suma el llamado de ONU Mujeres para que las plataformas tecnológicas adopten estándares más altos de seguridad, incluyan más mujeres en el desarrollo de tecnología y asuman una mayor responsabilidad en la protección digital.
El texto original de este artículo de la Agencia Quadratín